domingo, 21 de diciembre de 2008

Viaje a Bélgica – Parte III (final)

Nuestro cuarto y último día en Bélgica lo pasamos en Bruselas. Estuvimos en plan tranquilo desfrutando la ciudad en un día de menos turistas (lunes), paseando por las calles y sacando muchas fotos.

Pasamos otras muchas veces por la Gran Place, sacamos más fotos con el Mannenken-Pis, comimos otro Waffle (el mío era de chocolate con nueces - ¡estupendo!), visitamos la tienda oficial del Tintín y compramos regalitos típicos (mucho chocolate, un abridor de botella en forma del niño haciendo pis, postales para enviar a la familia, etc).

Yo no podría salir de Bélgica sin comer los típicos mejillones con patatas fritas (los “moules-frites”), entonces los amigos no han recomendado una calle estrechita, pero llena de restaurantes de mariscos. La “Rue de Bouchers Beenhouwersstraat” es bastante más pequeña de lo que sugiere el nombre, pero considero una parada obligatoria para conocer la culinaria típica Belga. Hay diversos restaurantes que decoran sus escaparates con mariscos frescos, flores y hielos, dignos de foto. Además, hay menús desde 10€, y yo me tomé de primero una sopa de mariscos, y de segundo los “moules-frites”: una cazuela inmensa llena de mejillones riquísimos, que me los comí con muchas ganas.
Después de comer, cogimos el tren hasta el aeropuerto de Bruselas, e hicimos tiempo hasta coger el avión.

Nos lo pasamos muy bien en este viaje, a pesar del frío. Gastamos poco dinero y nos divertimos, reencontramos los amigos, conocimos nuevos sitios y hicimos muy buenas fotos. Hablando de fotos… dicen que una imagen vale más que mil palabras, ¿no? Pues entonces comparto unas imágenes-recuerdos de Bélgica.

¡Bélgica huele a gofres y a chocolate!
Hay más de 500 tipos de cerveza fabricadas por los monjes en el país.
Si eres hombre y te entran las ganas de hacer pis por la calle, no te apañes. Eso sí, si no buscas mucha privacidad…
¿Quién dijo que los perros no merecen ser tratados como gente?
Y ya está - por lo menos de momento...

viernes, 19 de diciembre de 2008

Viaje a Bélgica – Parte II

Nuestro tercer día en Bélgica lo hemos pasado en Bruselas. Cogimos un tren de Louvaine a Bruselas (15 minutos) y bajamos en la Estación Central. Nada más salir de la estación cogimos uno de estos autobuses turísticos que por 15€ te llevan por los puntos turísticos principales de la ciudad. La verdad es que hemos cogido autobuses similares en otros sitios y ha sido una experiencia muy buena (en Paris y Barcelona, por ejemplo), pero en Bruselas fue un poco de perdida de dinero. El autobús turístico nos ha valido únicamente para llevarnos al Atomium, que está algo alejado del centro, y para recoger la parte de los edificios oficiales, pero esto se puede hacer en transporte público, y seguro que saldría bastante más barato.
Pasamos por la Iglesia de San Michel (que se parece a Notre Dame, y es dónde de casan los miembros de la Familia Real), La Bolsa (me acordó el Panteón) y el Palacio Real (que lleva la bandera del país puesta cuando el reye está en la ciudad).

Bajamos en el centro, y caminamos por la Grand Place, la plaza principal de la ciudad, con bonitos y antiguos edificios y llenísima de gente. Un par de días a cada dos años se montan tapices de flores en el medio de la plaza y, según he visto en las postales y en la guía que hemos comprado, es muy bonito. Pero lo que hemos visto el en centro de la plaza fue un inmenso árbol de navidad, muchos turistas haciendo fotos y una curiosa estructura de altavoces, que emitía sonidos de pájaros y animales de la floresta y era muy agradable (mi amiga que vive allí dijo que a cada año cambian el tema de los sonidos, y que el de este año se llamaba “Viaje a la Floresta” o algo parecido).
Nos fuimos a ver el Manneken-Pis, la famosa estatua de un niño desnudo haciendo pis (que se nos meo encima, por cierto…) y las calles del centro, llenas de tiendas de chocolates con vitrinas muy tentadoras…

Antes de comer, tomamos la acertada decisión de visitar el Museo de Instrumentos Musicales. ¡Lo pasé genial! Son más de 6.000 instrumentos de distintos tipos y épocas distribuidos en más de seis plantas de un edificio moderno. Pero lo mejor es que al entrar de dejan cascos, y cuando te aceras a los instrumentos el sonido se activa, y puedes escuchar músicas tocadas por los instrumentos que estás mirando. ¡Una pasada! 5€ muy bien invertidos.
Comimos un plato enorme de patatas fritas o “frites” (es que las patatas fritas son típicas de allí, y casi todos los platos vienen acompañados de ellas) con salchichas, un pincho de pollo y ensalada. Demos una vueltecita más por el centro, y cogimos el tren de vuelta a Louvaine.
Paramos en un restaurante para probar una cerveza que fabrican allí, pero solamente desde noviembre a febrero, o sea, algo muy especial. Se llamaba Domus, como el restaurante, y estaba buenísima. A la vuelta a casa, cena, charlas, y camita…

jueves, 18 de diciembre de 2008

Viaje a Bélgica – Parte I

Pues nada, eso de las 15:30 llegamos al aeropuerto de Bruselas, pues el vuelo de Brussels Airlines salió de Madrid con casi 1 hora de retraso. A mí no me gusta volar, me pongo un poco tensa, pero nada que un buen libro y una sonrisa de mi novio en momentos de turbulencia no puedan superar.

Cogimos el tren hasta Lovaina (tardamos 15 minutos) y mis amigos de Brasil nos fueran a recoger en la estación. Dejamos las maletas en casa y nos fuimos aprovechar lo que quedaba de luz conociendo un mercadillo de Navidad, pero solamente nos ha dado tiempo a comer un gofre (claro, ir a Bélgica y no tomar gofres, o waffles, como le llaman allí, es imposible…). Volvimos a casa y estuvimos horas y horas charlando, picando y vaciando las botellas de vino español que hemos regalado a los anfitriones.

Ha hecho mucho frío durante todo el viaje, pero por lo menos no ha llovido ni nevado, como apuntaba anteriormente la previsión del tiempo. Un día fui sonreír para sacar una foto y me ha dolido el diente de tanto frío… No sé cuantos grados hacía, porque no encontré ningún termómetro en la ciudad, pero hacia bastante frío.

No segundo día, aceptamos la sugerencia de los anfitriones y nos quedamos en Louvaina, que es una ciudad universitaria muy agradable, bonita y animada. Paseamos por el centro, conocimos mercadillos y tiendas, la biblioteca de la Universidad, y estuvimos unas 3 horas en una cervecería (en Bélgica hay más de 500 tipos de cerveza, así que hay que dedicar tiempo a probarlas…). Paseamos un poco más por las calles sacando fotos, charlando y desfrutando de los adornos de navidad. Tuvimos la compañia de otra amiga de Brasil que también vive en Bélgica, en Zoersel, y que vino especialmente a pasar el día con nosotros. Después demos una vuelta muy gastronómica al mercadillo de navidad (nos daban pruebas de quesos, chocolates, etc, y yo, claro, probé e todo). Cuando ya se hizo casi noche, nos fuimos a casa preparar una comida – cena típica de Brasil que hacía muchísimo que no tomaba: se llama “Bobó de Camarao” (una especie de guiso echa de gambas, cilantro, cebolla y yuca que se toma con arroz - ¡divino!). Eso, claro, acompañado de mucha cerveza Belga…
Nos acostamos contentos y con frío…

viernes, 12 de diciembre de 2008

¡Rumbo a Bélgica!

No puedo entretenerme mucho… En pocas horas saldrá nuestro avión rumbo a Bélgica… Qué bien, ¿no?

Pillé dos días libres en el trabajo (viernes y lunes), y pasaremos cuatro días “casi enteros” en Bélgica… La verdad es que mi novio y yo llevamos tiempo planeando una escapada a Bélgica, y ahora nos ha sido posible. El echo de tener dos amigas de Brasil (¡de mi ciudad!) viviendo en el país fue un punto más a favor de irse a Bélgica…
Seguro que pasaremos mucho frío allí: le previsión apunta temperaturas entre -1 y + 3 grados, con posibilidad de nieve y de lluvia… Ya llenamos la maleta de abrigos, pantis, gorras y guantes… Espero que mi temporada en Irlanda me haya cambiado en una persona más resistente al frío…

Mi novio se encargó de imprimir algunas guías de Bélgica, a las cuales echamos un vistazo rápido. La idea es pasar el sábado en Bruselas, conocer la ciudad, y por la noche decidir si el domingo seguimos en Bruselas o si nos vamos a Brujas (que todos dicen que es muy bonita y que merece la pena conocer). Como estaremos allí con personas que conocen la ciudad, “nos dejaremos llevar”, y decidiremos sobre la marcha…
Estoy animada… Aunque montar en un avión no me haga demasiadas ilusiones, voy preparada para pasar el rato de la mejor manera posible: llevo mi Ipod y un libro que estoy leendo, así que las 2h y media de vuela “se me pasaran volando”…

Tengo que irme… El avión no espera… ¡Hasta la vista!

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Viajando a través de los libros

Hace unos días me comentó mi primo que yo viajo mucho, y mi respuesta fue: “Viajo sí, pero menos de lo que me gustaría”. La verdad es que “cambiar de aires” y conocer nuevos sitios y culturas me encanta, pero como ni siempre es posible hacer la maleta y salir por el mundo, yo me lo hago a mi manera. Y leer libros es una buena opción.

Ya lo sé: estar “en persona” en un sitio y tener tu propia experiencia allí no tiene precio, pero cuando yo leo un buen libro que se pasa en una ciudad o país interesante, es casi como si yo me transportara al sitio en cuestión y hiciera mi propio viaje…

Hace poco me he leído “Todo Bajo el Cielo”, de Mathilde Asensi. La historia, que es bastante entretenida y curiosa, se pasa en China. La autora, mientras nos cuenta la historia, añade detalles sobre la cultura, las personas, los olores, comidas y hábitos de los habitantes de distintas provincias del país. Y, como el personaje principal es español nacido en Madrid, también aparecen comparaciones entre las ciudades y culturas. En general el libro me gustó bastante, al final ya estaba un poco cansada de la historia (habían muchísimos detalles), pero seguí hasta el final y mereció la pena.

También me he leído “Notes from a Small Island”, de Bill Bryson. El autor,
americano, vivió en Reino Unido por muchos años, se casó, tubo hijos y volvió a los
EEUU. Años después, regresa al The United Kingdom, y comparte con el lector su visión muy peculiar de las ciudades, comidas, hábitos y de la cultura en general. Con mucha critica y buen humor, Bill pasea por diversas ciudades y pueblos ingleses. Hubo partes del libro que me han acordado mucho mi temporada en Irlanda, así que me gustó mucho, pero como no conocía la mayoría de los sitios mencionados, a veces me sentía perdida y sin comprender del todo sus comentarios.

No cambio un buen viaje por nada. Pero si el viaje tiene que ser imaginario, a través de un libro… oye, ¿por qué no?

lunes, 1 de diciembre de 2008

Día Mundial de Lucha contra el SIDA

Hoy es un día especial. No solamente porque es el cumpleaños de mi hermana, pero también porque es el Día Mundial de Lucha contra el SIDA, y este tema me toca mucho.

Cuando vivía en Brasil, trabajé durante más de tres años como voluntaria en el Hospital Universitario de mi ciudad tratando directamente con personas infectadas por el virus VIH o enfermas de SIDA (hay una gran diferencia entre las dos cosas, porque la persona puede ser portadora del virus VIH pero no haber desarrollada la enfermedad).

Total: tuve la oportunidad de conocer gente maravillosa allí, compartir sus historias, sus cambios, sus vidas y sus muertes. Si, porque hablar del SIDA es hablar de vida pero también de muerte.
Dentro de las muchas actividades que hacíamos con los pacientes, estaba la clase de pintura. A través de los cuadros, brochas, tintas y garabatos, la gente manifestaba sus miedos, sus dolores, y también sus secretos y cosas de las cuales se sentían orgullosos. El día 1 de diciembre era el día de la gran exposición de pintura: exponíamos los cuadros en una galería de arte, y las obras estaban a la venta, sendo el dinero arrecadado revertido para el propio proyecto. Era genial acompañar el desarrollo personal de cada uno de los “artistas” a lo largo del año en las clases, y ver sus “momentos de gloria” durante la exposición, aunque anónimos entre los visitantes, porque el VIH todavía está repleto de prejuicios y discriminación.
A cualquier sitio a que viaje yo o me vaya a vivir llevaré esta causa de la prevención del VIH y de la atención con cualidad a las personas enfermas en un espacio muy especial en mi maleta.


!Un saludo fuerte a todos aquellos que, de modo oficial o anónimo, en instituciones o entre amigos, muchas o pocas veces han contribuido para disminuir el número de afectado por el SIDA en el mundo!

domingo, 30 de noviembre de 2008

Curiosidades – parte II

Seguiré con la lista de cosas que me parecen curiosas y que me llamaran la atención por los sitios en que he estado.


Brasil – Allí es algo muy común, pero como es algo que solamente he visto allí, merece la pena citarlo. Es un

tipo de restaurante llamado “Self-Service” en que, al envés de pedir un menú (como es típico en España) o eligir un plato que conste en la carta, hay una gran variedad de comida, y la persona se sirve de lo que quiera, y cuanto quiera. Una vez echo el plato, la propia persona lo lleva a una báscula para pesarlo, porque hay un precio definido

para el kilo de la comida. Hay restaurantes “Self-Services” desde los más sencillos, con menos variedad de comida, hasta los muy buenos, con comida típicas Brazileñas (moquecas, feijoadas, empadao de carne, carne seca com abóbora, churrasco, etc), Japonesa (sushi, sashimi, yakisoba) y Italiana (la persona elije la pasta y los complementos, y el cocinero, vestido como el típico chef italiano, lo prepara el en momento). Este segundo tipo está retratado en las siguientes fotos.

Irlanda – Cada país tiene un tipo de enchufe específico, eso ya lo sabía yo. Pero cuando me fue a Irlanda, en mi primera noche, creía que todos los enchufes de la habitación no funcionaban, porque enchufaba el cargador (con su debido adaptador), y nada. Horas después me llamó la atención un botón que había al lado de cada enchufe. Me picó la curiosidad, y me atreví a presionarlo… ¡Bingo! Este botón, cuando con su luz roja encendida, activa la corriente eléctrica. ¡Toma, toma, toma!

España – No sé si es moda, descuido u otra cosa, pero en España muchas chicas enseñan sus bragas por la calle sin ningún problema. Me explico: llevan pantalones tan bajos en la cintura, o tan flojos que cuando se sientan o se mueven un poco se les nota (y mucho) las bragas. Quizás incluso crean que sea algo bonito o sexy (de verdad, ¿a alguien le parece sexy ver las bragas de una chica cuando esta se sienta?). En general, lo que se enseña son tangas minúsculas, muy utilizadas por aquí. Pero también hay quien prefiera las bragas digamos “algo más grandes”, como esta chica que desfrutaba tranquilamente una tarde con su compañero en la Plaza del Oriente, en Madrid.

Irlanda – Volvemos a Irlanda… Una vez me fue al servicio en un bar, y me deparé con una máquina en la pared para alisar el pelo. La idea la verdad es bastante buena: la chica sale de fiesta, y en la mitad de la noche seguro que su pelo ya no están tan arreglado y liso como cuando salió de casa. ¿Y qué hace la pobre chica entonces? Se va al servicio y utiliza la maquinita para alisar su pelo (después de colocar una moneda de 2€, claro. Cosas modernas así nunca son gratuitas). Considerando que ya encontramos con más frecuencia máquinas de preservativos, chicles, absorbentes y cremas dental en los baños de los sitios, la idea de la máquina de alisar el pelo es bastante original.

España – En un paseíto por la playa te puedes sorprender. Ojo: yo, que vengo de una ciudad de playa, sé que pasan cosas raras en playas de todo el mundo. Pero es que ese hecho merece ser citado. La foto la saqué en Denia, en agosto de este año, cuando me fue un finde con las amigas. Una señora en la playa quería tomar el sol, pero sin estropear a su pelo, así que se metió una bolsa plástica en la cabeza. Y, para completar, a su lado dos amigas charlan y toman al sol pero con la braga del bikini tan baja que uno que mirase rápido a la tía de espalda podría incluso dudar que vestía algo en la parte de abajo (porque arriba no levaba nada, otra costumbre Española que difiere de la costumbre de Brasil: allí llevamos bikinis minúsculos, pero siempre utilizamos bragas y el sujetador, excepto si es una playa naturista).



sábado, 29 de noviembre de 2008

Vuelta al mundo en un año

¡Es fantástico tener amigos de todas las partes del mundo! La diversidad de cultura, la mezcla de costumbres, las historias, todo eso me parece increíble… Me siento privilegiada por conocer tantas personas especiales de diversos cantos del planeta…

Uno aprende mucho cuando empieza a viajar y a conocer gente. Aprende el valor de la verdadera amistada, aprende lo que es tener lejos a la familia y dar soporte a los que están en la misma situación, aprende a donarse a si mismo y estar abierto a todas las cosas buenas, divertidas y significativas que pueden pasar cuando dejamos de lado (por lo menos parte) de nuestros prejuicios y egoísmos y nos abrimos al nuevo.
Me alegra mucho poder compartir las aventuras de mis amigos “internacionales”… Ahora mismo tengo una amiga de Francia que, juntamente a su novio de Nueva Zelanda, están de viaje haciendo, como llaman ellos, la “vuelta al mundo en un año”. Los he conocido en Irlanda, y ahora acompaño sus viajes por e-mail y por fotos - ¡y qué fotos!
Ellos han ahorrado dinero por algún tiempo, y se han permitido un “año sabático” conociendo los lugares que siempre han querido conocer. Llevan desde octubre cargando la mochila en la espalda, y de momento ya han estado en Nepal y en India. Me entra un misto de alegría (por ellos) y envidia (por mi), porque esta experiencia tiene que ser algo increíble…

Yo, mientras mis ahorros no me permitan coger la mochila y partir para un viaje alrededor del mundo, seguiré esperando ansiosa por más e-mails y fotos de estos viajeros y de tantos otros que comparten comigo sus vidas y a los que puedo llamar “amigos”. Total: es muy bueno tener amigos por todo el mundo…

domingo, 23 de noviembre de 2008

Postales

Las memorias de los viajes son algo muy personal y van más allá de las fotos, regalos y videos. Pero cuando salgo de viaje, además de los recuerdos, también me gusta tener algo en concreto, algo que yo pueda ver y recordar los sitios en que he estado. Y en mis viajes también me gusta hacer sentirse especial aquellos que son especiales para mí.

Ahí entran en cena las postales

No sé exactamente cómo ni en que viaje, pero una vez tuve la idea (no muy original, ya lo sé) de enviar una postal desde un sitio en que estaba viajando a mi familia. Y la verdad es que el resultado ha sido muy bueno: ellos se quedaran muy contentos e ilusionados. Desde entonces, intento enviar una postal a algunas personas especiales desde cada sitio que voy.

Enviar una postal es algo barato (tienes que invertir en el coste de la postal y del sello) y que no toma mucho tiempo (tardarás el tiempo suficiente para escribirlo y encontrar un buzón de correos para echarlo). Pero a la vez, es un detalle bonito y muy personal (fue escrito y pensado especialmente para su destinatario). Así que tengo la intención de seguir viajando por el mundo, y enviando postales desde distintos sitios…
El feedback que recibí de las personas que recibieran mis postales fue la parte decisiva para que yo siga con el hábito de enviar postales. Mi abuelo, que está con 81 años recién cumplidos, no cansa de agradecerme “por acordarme de él a cada sitio que voy, porque siempre de envío postales de lugares muy bonitos”. Un detalle: siempre que lo menciona veo sus ojos llorosos y la voz compungida…

Casi siempre, además de enviar, compro y colecciono algunas postales. Hay ángulos y perspectivas que ninguna foto consigue retratar mejor que una postal. Pero lo que yo colecciono de verdad son pins. Tengo una chaqueta vaquera llena de ellos…
Y ahora tendré que dejarlos, porque tengo algunas postales que escribir…

sábado, 15 de noviembre de 2008

Hora de la siesta

Quien vive en España, o por lo menos ya ha estado por aquí de paseo ya esta acostumbrado a la famosa “hora de la siesta”. Pero a uno que viene por primera vez a cualquier ciudad de este país seguro que le parecerá como mínimo curioso ver a las tiendas cerradas a medio día y las calles bastante más tranquilas por cerca de tres horas. A todo se acostumbra, pero que la siesta es algo interesante y gracioso, sí que lo es.

Esta costumbre Española de, en teoría, descansar algunas horas después de comer es antigua, y ha sufrido cambios. La mayor parte del comercio cierra a medio día, pero sí que se puede encontrar una o otra tienda abierta. Algunas empresas siguen tomando la siesta en serio, y sus trabajadores tienen un “descanso involuntario” en la mitad de su jornada laboral (los más perjudicados son las personas que viven lejos de dónde trabajan, porque no les da tiempo de ir a casa, y tampoco pueden adelantar muchos temas personales, una vez que muchos centros están cerrados). Otras empresas, especialmente las multinacionales, hacen un descanso a medio día de una hora, dejando la siesta de sus colaboradores para el fin de semana.

Ya que admitir: tener la posibilidad de “pegar una cabezadita” después de comer recarga las energías, da ánimo y motivación para seguir con las tareas diarias. Por otro lado, hay gente que pasa olímpicamente de la siesta, o bien porque la considera una pérdida de tiempo, o porque se queda todavía medio dormido mucho tiempo después de despertarse, así que mejor no dormir.

Personalmente saco provecho de la siesta en verano, cuando las calles del centro de Madrid están herviento, y quedarse en casa o en un sitio tranquilito es la mejor opción. Pero hay países en que hace mucho más calor que en España y no está instituida la siesta (como en Brasil, por ejemplo).

Con el paso del tiempo te acostumbras, y empieza a hacer planes teniendo en cuenta la hora de la siesta. Ir al supermercado, salir de compras o pasar por el estanco: todo esto y mucho más no puede coincidir con la “sagrada siesta”. Lo gracioso es observar a la gente que todavía no ha inserido a siesta en sus planes diarios, y que por ejemplo se pone a dormir delante del escaparate de una tienda a medio día (la tienda estaba cerrada, claro), para hacer tiempo hasta que se abran los sitios y pueda seguir con su visita turística (esto es un caso real).

Me comentaba una amiga que, cuano era pequeña y iba a la escuela, ella y sus compañeros de clase llevaban sus mantitas para echar una siesta después de comer. La escuela tenía sus colchonetas y almohadas ya preparadas, y echar la siesta en el cole era algo tan normal como tener un horário para ir a clase, hacer las tareas de casa y llevar el uniforme. A mí ¡echar la siesta ena la escuela me parece lo más raro del mundo!

Tan “curioso” como la siesta es la costumbre Española de cerrar sus establecimientos en verano. A casi ninguno español le parece raro ver a un bar, tienda o restaurante cerrado el pleno mes de agosto, con un cartelito hecho a mano pegado en la puerta, que dice “estamos de vacaciones”. A ver: vacaciones y verano hay en todos los sitios, pero la gente se turna y los locales siguen funcionando.

A todo se acostumbra, pero aún así algunos hábitos españolas no dejan de ser graciosos…

lunes, 3 de noviembre de 2008

Organizando un viaje

Prepararse para un viaje es algo muy personal: hay desde las personas que se tiran días planeando todos los detalles, sitios a visitar, horarios de visita, costes y rutas, y otros que prefieren eligir todo sobre la marcha, caminar sin destino, dejarse llevar por el momento. Yo estoy en el medio de las dos cosas: planeo buena parte del viaje, pero siempre dejo abierta la posibilidad de que el sitio y su gente me sorprendan.

Hay puntos que considero indispensables antes de hacer un viaje:

Definir el medio de transporte en que se va a viajar – Sea en autobús, tren, coche, avión, etc., hay que mirar los billetes o la ruta con alguna antelación. Es verdad que en las compañías aéreas, muchas veces, hay ofertas de viaje de ultima hora, pero en la mayoría de las veces comprar los billetes con antelación significa ahorro.
Definir algunos puntos turísticos a visitar – Una visita a la Oficina de Información Turística es una opción sin costes y muy interesante para enterarse de los eventos que pasarán en la ciudad en los días en que estarás allí, como conseguir bonos de descuentos, informarse sobre buenos restaurantes o como mínimo coger un mapa de la ciudad. Una guía turística también puede ser un buen entretenimiento antes, durante y después del viaje (por ejemplo, para acordarse de los nombres de los sitios visitados).
Hacer una estimación de gastos – Siempre hay alguno gasto extra que se nos escapa, una compra no planeada o la decisión de darse un capricho, pero es conveniente saber más o menos cuanto uno puede gastar en un viaje, tener pasta en efectivo para los sitios que no aceptan tarjetas y guardar el dinero y tarjetas en sitios distintos para evitar perdidas y sorpresas desagradables.
Mirar la previsión del tiempo en el sitio de destino – Aunque yo no me fíe 100% de la previsión del tiempo, tener una idea de que temperatura va hacer puede ser muy importante a la hora de definir las ropas y calzados a llevar, y también que tipo de actividad priorizar (actividades en sitios abiertos, como parques, o en sitios cerrados, como en museos). Salir de última hora en el medio del viaje a comprar un abrigo puede significar dejar de conocer algún sitio interesante y también un gasto no planeado.

Total: lo importante es pasarlo bien, ocupándose lo necesario antes del viaje para que los días de vacaciones sean lo más agradable, relajado y inolvidable posible. Ah, y ¡no se te olvide sacar muchas y muchas fotos!

lunes, 27 de octubre de 2008

Cosas que no pueden faltar en la maleta

Todo viaje empieza con hacer la maleta. Unos la hacen 20 minutos antes del viaje. Otros, como yo, empiezan días antes a pensar en como hacer caber “solamente lo indispensable” en este precioso, pero limitado, espacio llamado "bolso de viaje"…

Sé que ya he mejorado mucho, disminuyendo considerablemente el tamaño de las maletas y su contenido, pero reconozco que todavía sigo cargando más de lo necesario. Los hombres, en general, son más objetivos y prácticos a la hora de preparar las maletas, pero nosotras estamos preparadas para todas las situaciones (frío, lluvia, calor extremo, cena de lujo, etc.) que se nos pueden presentar – bueno, o por lo menos a “casi” todas…

En mis viajes ha aprendido que hay cosas que no se pueden olvidar a la hora de hacer las maletas. A ver si vosotros estáis de acuerdo conmigo…

Cámara de fotos –Lo que quedan de los viajes, además de la memoria, son las fotos. Además, uno puede sacar cuantas fotos quiera (yo ya saqué casi 200 en un finde…). Si puedes adquirir un trípode de estos pequeños que no ocupan mucho espacio ni son pesados, estupendos, porque el resultado en las fotos sí que se nota.













Cosméticos Aunque vaya a un hotel algo lujoso, prefiero llevar siempre lo que pueda necesitar (ya estuve en hoteles de tres estrellas que han dejado mucho que desear en lo que han dispuesto en la cesta de la repisa del baño). Cuando voy a un hotel bueno, cojo aquellos botecitos pequeños de champú, y los “reciclo”, utilizando en viajes posteriores. Así ahorro espacio, no cargo demasiado peso y llevo encima buenos productos (los mismos que utilizo en mi casa), si por si acaso…


Los 3 más – Da igual la estación del año o la previsión del tiempo: yo siempre meto en la maleta un paraguas, un abrigo y el bikini. Uno nunca sabe si alguno de ellos te va a hacer falta…


Libro o revista
– Siempre hay un hueco, por más entretenido o corto que sea el viaje, para leer algo. Puede que sea en el aeropuerto, en el autobús (si no te mareas) o mismo en el hotel, por la noche, antes de acostarte.

Mochila – Los viajes son uno de los pocos momentos en que utilizo mi mochila,
pero si que merece la pena. Las mochilas son más cómodas de cargar, el peso se distribuye igualmente por la espalda, las manos se quedan libres y te caben todo, incluyendo la botella de agua, el bocadillo y el abrigo cuando hace calor.

Abrigo gordo – Excepto en verano, siempre llevo un abrigo gordo. Puede que no lo utilice, pero mejor tenerlo que sufrir su ausencia… Si lo llevas en la mano, ahorras espacio en la maleta, no lo aplastas demasiado y además estás preparado para cualquier cambio súbito de temperatura.

Pero ¿qué tipo de maleta llevar? Bueno, cada uno es hijo de su padre y de madre, así que esta elección es muy personal. Yo ya he hecho la mía: cualquiera que tenga ruedas. La comodidad es esencial.Ah, y no se te olvide dejar un pequeño espacio para pequeñas compras y regalitos que puedan ser incorporados a tu equipaje…

miércoles, 22 de octubre de 2008

Curiosidades

Eso de vivir en distintos sitios te permite pasar por muchas situaciones graciosas. Puede que sean tonterías, pero se puede echar unas risas con ellas. Compartiré algunas con vosotros…

Hoy leía en un periódico consejos para ahorrar energía y dinero con la calefacción en el invierno. Uno de ellos mencionaba poner burletes en las puertas, para evitar la entrada del aire frío. En Brasil, por lo menos en la gran parte de las ciudades, como hace bastante calor todo el año, los burletes sirven para evitar la entrada de cucarachas y otros insectos…


Cuando vivía en Irlanda, fue a una de esas tiendas de animales para comprar un pez, y me llamó la atención que los piececitos que había tenido yo en Brasil allí eran considerados “peces de agua caliente”… En Brasil, lo único que hacía era sacar el agua directamente del grifo y llenar el acuario…


¿Navidad es sinónimo de frío? ¡Qué va! En Brasil la celebramos a 40 grados de temperatura, con el aire acondicionado a tope, disfrazados de Papá Noel (imagina el calor que hace con toda aquella ropa) y comiendo cosas como pavo, frutos secos y otras cosas muy ricas.


¿Celebrar el día de Reyes? En Brasil el 6 de enero en un día normal, cómo otro cualquier (bueno, mi madre decía que el día de reyes era la fecha para recoger los adornos de navidad de la casa y desmontar el árbol). No se cambian regalos, y los regalos más gordos, caros e importantes se entregan en Navidad.

Hay muchos detalles y curiosidades más, que escribiré en otro post.

domingo, 19 de octubre de 2008

Mi lugar especial

Como dice la expresión “Cada uno es de su padre y de su madre”, cada persona es muy distinta de la otra. Y ¡qué bien que la gente es así! Cada uno valora el mundo a su manera, y lo que es especial y muy valorado para una persona puede ser la cosa mas ordinaria para la otra… Con los sitios que conocemos y las ciudades en que vivimos pasa lo mismo.

A veces no es algo totalmente conciente, pero normalmente hay una calle en la ciudad, una esquina, un sitio con una vista única, una comida o un puente que significa mucho para nosotros. Me refiero a un sitio en que nos sentimos bien, completos, ligeros, con las energías recargadas o mismo emocionados. Es algo mas que el sitio en si mismo, es una mezcla de sentimientos y de experiencias que solamente uno mismo puede explicar. O intentarlo, por lo menos…

Con esto de cambiarme de ciudad y de país algunas veces, aprendí a reconocer y a valorar estos sitios especiales que me hacen también. Sitios en que puedo ir cuando estoy triste, cuando necesito tomar una decisión seria, cuando estoy sola, cuando quiero relajar o leer un buen libro. Y, casi 100% de las veces, cuando salgo de allí, me siento mucho mejor do que cuando he llegado…

Yo no consigo definir mi “sitio especial” en poco tiempo. Esta definición es algo que se construye con el tiempo, que pasa sin que yo me de cuenta, hasta que un día siento con seguridad que tengo un sitio más para refugiarme. Y cuando estoy segura de dónde están mis sitios especiales, puedo compartirlos con vosotros…

En Brasil, no haya nada para mí como sentar en la arena de la playa sobre eso de las cinco de la tarde. Es cuando todavía hay sol y claridad, pero ya no hace tanto calor y la temperatura se vuelva muy agradable. Cómo las playas en general son muy bonitas, puede elegir varias para sentarme y pasármelo bien. Llevo un libro, y mezclo su lectura con miradas al mar, a la gente que pasa o se ejercita en la arena, a los aviones en el cielo, todo eso al sonido de las olas del mar. Cuando oscurece, me levanto y me voy, pero con la seguridad de que voy a volver pronto…
En España, me encantar “perderme” y descubrir nuevas sorpresas en el Parque del Retiro, en Madrid. Sé que hay otros parques y zonas verdes, pero ninguna más especial que esta. Una vez cogí un mapa del parque para ubicarme mejor, pero enseguida lo tiré a la basura: la mejor parte es seguir sin rumbo, explorarlo cómo se fuera la primera vez que camino por entre sus árboles, parar cuando quiero, seguir hacia algo que me llama la atención o leer un libro en un banco (tengo mi banco favorito, pero a veces cambio). Ya estuve muchísimas veces en El Retiro, pero tengo la sensación de que nunca llegará el día en que yo pueda decir que ya lo he explorado totalmente y que ya no hay nada que me sorprenda allí…
En Irlanda (Kilkenny) tengo dos sitios especiales. Puedo poner la excusa en el mal tiempo que hace allí y en la lluvia que es una compañía casi constante: un sitio es cubierto, y el otro es descubierto.
Si llueve o hace demasiado frío o viento, me encanta sentarme en la segunda planta de un café situado en una de las calles principales del centro, pedir un café con leche y esponjitas de golosina, leer un libro a la vez en que me entretengo con las miles de piezas antiguas de decoración del sitio… La gente va y viene dentro y fuera del café, y yo me puedo tirar horas y horas allí, pues me lo paso genial…

Si el tiempo ayuda, un paseo por el Parque del Castillo para que me de
un poco el sol, sentarme en uno de sus bancos y mirar el paisaje, ver a lo niños jugando o leer un libro es un programa más que especial. El contacto con la naturaleza revisora, y la sensación de bien estar es casi inmediata.

Y tú, ¿ya has descubierto tus sitios especiales?