miércoles, 24 de septiembre de 2008

El sol…

Puede que sea una impresión mía, pero la gente se muestra más abierta, suelta y cercana en ambientes de clima cálido, o cuando hace sol. Yo, al menos, soy así.
Un día de sol me motiva, me despierto más animada y con más energía. Quizás sea porque vengo de un país de clima cálido (nací en una ciudad que es una isla, con temperatura media de 30 grados e “inviernos” de 16 ó 18 grados), pero el sol y el calor me sientan muy bien…

Una vez leí en una revista sobre la importancia de la luz solar, no solamente para los huesos por el tema de la producción de la vitamina D, sino también para el correcto funcionamiento del cerebro. No soy una experta en el tema, pero el reportaje mencionaba algo así cómo que la persona necesita estar expuesta a "x" horas de sol al día para que su cuerpo funcione bien en lo que toca a su metabolismo, nivel de atención y algunas cosas más. Así que la sensación de bienestar que el sol me provoca no es cosa de mi cabeza…

Mi primer invierno en Europa fue complicado… ¡Nunca había pasado tanto frío en mi vida! En España he aumentado mi resistencia al frío, y en Irlanda la verdad es que me he superado: aguanté como una campeona los 6 grados o menos típicos de allí, con lluvia y mucho viento. Pero me sigue molando más el calor…

Tengo todavía la mala costumbre de asociar sol y calor. En España una cosa no siempre está relacionada con la otra, y a veces todo lo contrario. Pero sigo mirando el sol por la ventana y saliendo de casa sin abrigo, y acabo por pasar frío…

Es curioso ver a la gente en Europa tomando el sol con ropa de calle en los parques o incluso sentados en un banco en la acera. Un amigo que vive en Alemania decía que los nativos de allí eran como lagartijas: nada más salir un rayo de sol ya corren al parque y se tumban en el césped, para que les dé el sol.

En Brasil, como hay tanto sol, y en casi todos los días del año, “dejamos el desfrute del sol” para cuando vamos a la playa, y al final nos quejamos del calor que hace y de lo que sudamos.
Casi nunca estamos contentos con lo que tenemos, ¿no?
¡Y viva el sol!

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