miércoles, 1 de octubre de 2008

Adicción a los viajes


A mí me gusta la gente que viaja
. Nada en contra de aquellos que viajan poco, por los motivos que sean, ni tampoco de aquellos a los cuales simplemente no les gusta viajar. Pero vuelvo a decir: me gusta “un pelín más” la gente que viaja…

Prejuicio o no, el tema es que viajar te cambia, te hace replantear las cosas, te cuestiona, te inquieta… Sé que hay muchas otras cosas en la vida que tienen los mismos “efectos colaterales”, pero ¿por qué no obtener estas cosas de un viaje?

Uno o más viajes… porque los viajes suelen causar alguna adicción. Lo digo en serio. No conozco a ninguna persona que haya empezado a viajar y un determinado día haya dicho: “De hoy en adelante, ya no viajo más”. Lo que me pasa a mí y a conocidos es que, una vez que haces un viaje más largo, vives en otro país o tienes una experiencia muy significativa durante un viaje, el plantearse visitar nuevos lugares es algo casi inevitable…

A mí me costó el primer cambio de país. Elegir lo que llevar en la maleta; arriesgarse; empezar amistades desde cero; sentirse tonta y superficial porque mi dominio del idioma no me permitía profundizar conversaciones; dejar familia y amigos: todo me fue más complicado y penoso en mí primer cambio de residencia. Pero fui creando mis estrategias, y las cosas me han salido tan bien que cerca de un año después me cambié de país otra vez, después otra vez más, y no descarto la posibilidad de cambiarme unas cuantas veces más.

Todo tiene sus puntos positivos y negativos, pero mis viajes por el mundo me han cambiado como persona, no hay duda. Creo que uno no puede salir “totalmente ileso” de un viaje, sin “contaminarse” con algo nuevo, perturbador, distinto… Quien ya haya pasado por la misma situación seguramente que comprenderá…

1 comentario:

Antonio Balsera dijo...

Una reflexión muy interesante.

Lo cierto es que viajar abre mucho la mente y nos enseña a no tener prejuicios y a aprender, no sólo de los lugares que uno visita sino, sobre todo, aprender de la gente a la que se conoce, sobre todo de la que más se diferencia de nosotros.