martes, 20 de enero de 2009

2 días y medio en Milán

Felizmente, el tiempo ha colaborado con nuestro viaje a Milán, y la nieve que cayó en Madrid solamente 3 días antes no ha dado más “señales de vida”. Así que salimos en nuestro vuelo poco después de las 6 de la mañana, y aterrizamos en Bergamo sobre las 8h30min. Desayunamos algo ligero y cogimos un autobús rumbo a Milán (tardaríamos 1h, pero hubo atasco, y tuvimos que añadir 30min más).

Se veía la nieve por las calles y tejados de las casas, pero ya no nevaba. Dejamos las cosas en el hotel – que estaba muy bien situado a cerca de 10 min caminando del centro – y salimos para un primer acercamiento a la ciudad.El inicio del paseo no podría ser otro que no el Duomo, la famosa catedral gótica de Milán y la una de las más grandes del mundo. En la Plaza del Duomo, dónde está situada, compartimos sitio con miles de palomas, turistas como nosotros sacando fotos y vendedores ambulantes de pulseras – no sé quines me molestaban más: si las palomas volando muy cerca de my cabeza y los pesados que intentaban venderme pulseritas feas…El siguiente destino fue un paseo por la Galería Vittorio Emanuele, una especie de centro comercial pijo, con tiendas caras y techo bonito. La verdad es que la galería impresiona por su aspecto imponente, aunque ni de broma me plantee comprar nada allí, por lo caro que me saldría.Milán es una ciudad cara: se nota por el nivel de las tiendas, hasta los detalles más pequeños (un imán de nevera cuesta unos 4€ - en Madrid se puede encontrar varios por casi la mitad). Nos ha costado un poco comer bien allí: con la ilusión de que “los restaurantes italianos en Milán van a ser todos buenos”, nos metimos a comer en un sitio para guiris, que al final ha salido la comida más cara y la peor (la pizza sabia menos que aquellas compradas en el super…). Menos mal que, en la última noche, cenamos en un sitio estupendo que estaba justo al lado del hotel (la moraleja: no pierdas tiempo buscando muy lejos, porque puede haber algo muy bueno a tu lado…).

Además del Duomo y de la Galería Vittorio, hay poco más que visitar en Milán. La ciudad no es especialmente bonita, y tiene fama incluso de ser la más fea de Italia – ahora que ya he estado allí puedo decir lo mismo con más propiedad… Resta la visita al Castillo, que es bastante bonito, con su fuente delante y recintos guays para sacar bonitas fotos. No nos animamos a pagar la entrada para visitar el museo: la nieve que había por el suelo del parque, sumada a la música estilo Brasileño (algo como percusión) que sonaba en un chiringuito detrás del Castillo nos atrajo más la atención.Nos lo pasamos bien, pero Milán es una ciudad para conocer en poco más de 1 día. Ya he estado en sitios más bonitos, pero hay que conocer de todo para poder distinguir entre la bonito y lo feo, lo estupendo y lo normal, lo que merece la pena volver y lo que, con una visita, ya te basta. A lo mejor Milán se queda en la segunda categoría…

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