domingo, 22 de febrero de 2009

Carnaval de Brasil

Intento escribir en mi blog sobre temas los más variados posibles, pero el hecho de hablar de Brasil en dos posts seguidos tiene su explicación: ¡Es carnaval!

En mis anteriores años viviendo fuera de Brasil no eché tanto de menos al carnaval, pero este año si. Además, dos personas me han preguntando por qué se celebra tanto el carnaval allí, y yo sigo sin saber la respuesta. Estas dos “excusas” son suficientes para que comparta con vosotros un poco de cómo celebramos esta fiesta en mi país.

Carnaval hay en todos los sitios, pero en cada país se lo viven de manera distinta. En Brasil, la fiesta tiene lugar siempre 40 días antes de la pascua, y normalmente lo celebramos desde el viernes por la noche hasta el miércoles a las 12:00 del medio día. La mayoría de la gente pilla el jueves y viernes libre, y desfruta unos 9 días de fiesta y “locurón”.

Hay muchas maneras de celebrar el carnaval, pero la más famosa sin duda es la de los carnavales del Río de Janeiro. Las escuelas de samba, mucho glamour, mujeres con cuerpazos que desfilan y samban semidesnudas, percusión, mucha música y alegría: estas son algunas de las imágenes más difundidas por el mundo del carnaval de Brasil. Hay otro carnaval también muy famoso, el que se celebra en Salvador, dónde multitudes bailan y se divierten detrás de los tríos eléctricos mientras cantantes y músicos hacen sus presentaciones en cima de estos camiones que se mueven por las calles petadas de gente. Pero estos dos ejemplos no agotan, ni de lejos, las posibilidades de pasarlo bien y celebrar los carnavales en Brasil…

Cómo es un grande puente, la gente lo va a celebrar seguro, de una manera o de otro. Lo de ir al Río de Janeiro asistir a un desfile o desfilar en una de las escuelas es una posibilidad muy interesante, pero a la vez bastante cara. Yo, por ejemplo, solía ir a ver los desfiles de carnaval de mi ciudad (que eran bastante más modestos que los de Río, pero yo lo pasaba genial con mis amigos y todo el ambientazo que se montaba). El ambiente general del carnaval está muy relacionado a samba, playa, calor (tened en cuenta que estamos en pleno verano allí, a unos 40 grados de temperatura en buena parte de país), bebidas, “rollos” y a pasarlo bien.


Hay gente que le gusta celebrar el carnaval en plan más tranquilo, como alquilando una casa en la playa con los amigos, haciendo barbacoas, saliendo de camping o yendo a una casa en el campo. Pero la verdad es que es casi imposible, esté donde esté, no escuchar algo de samba, ver a personas disfrazadas por las calles y asistir a por lo menos una parte de algún desfile por la tele. Y también es imposible no contagiarse con la alegría y la diversión que emana el país en estos días.

Enfin, sigo sin saber por qué el carnaval de Brasil ha ganado las dimensiones que tiene hoy. Quizás por la belleza de sus fiestas, quizás por la locura que invade a las personas en estos días, quizás por las dos cosas a la vez. Lo que sé es que hay mil maneras de celebrarlo, y que este año lo echo mucho de menos…


martes, 10 de febrero de 2009

Un poco sobre la cocina de Brasil

Una de las cosas que más identifica un país, su cultura y su gente es la comida. Y no hay nada mejor que comer alimentos llenos de recuerdos, sensaciones y con un toque especial “porque esa comida la conozco muy bien”. Aun más si uno vive en otro país, comer “su comida” significa mucho más que solamente “comer bien”.

Conozco gente que come casi a diario la misma comida que tomaba en su país de origen. Estas personas descubren tiendas que exportan productos, se mueven hasta la otra punta de la ciudad para comprar un ingrediente necesario para cocinar una receta en especial o encargan a todos los que vienen de su país lo que le falta para completar la despensa con sus “cosas de la tierra”.

Yo la verdad es que no estoy en este grupo. Primero porque cuesta un poco estar de un lado a otro buscando tiendas especializadas dónde se puede encontrar la comida típica. Y segundo porque me gusta probar comidas nuevas, y creo que conocer la cocina de un sitio es parte de la integración en su cultura. Pero yo también tengo mis momentos en que, con mucha ilusión, me pongo a cocinar mis platos favoritos (o una adaptación de ellos, con los ingredientes que encuentro). O bien voy a restaurante brasileños.

En Madrid, ya he estado en un bar brasileño (con música en directo, caipirinha especial y partido de futbol en directo), en un restaurante barbacoa (la especialidad del sitio es la picanha, una carne muy típica de Brasil echa a la parrila o en un espeto – un pincho que gira) y en otro restaurante cerca de la Plaza Mayor.

Como mi objetivo aquí no es hacer publicidad gratuita de los sitio, me detendré en enseñaros un par de fotos que he sacado en uno de estos restaurantes:

"Feijoada"- Guiso de frijoles negros acompañados de arroz blanco, torrezno, berza, farofa y naranja.

Este que la parte inferior de la foto, que se parece a una croqueta, es la famosa "Coxinha de Galinha" (croqueta de pollo), muy típica de las fiestas y cocktails.

La lata de refresco es de "Guaraná", echa (además de todas las cosas artificiales que llevan todos los refrescos del mundo) de un fruto típico de allí.


"Picanha"
- Carne a la brasa con patatas y farofa.

"Farofa"
- según la Wikipedia, acompañamiento tradicional y típico de la cocina brasileña cuyo ingrediente principal es la harina de mandioca (farinha de mandioca) o la harina de maíz (farinha de milho).




Hay muchas cosas en Brasil que hay que cambiar, pero nuestra cocina es, además de bastante diversificada, muy, muy rica. Si nunca has probado la comida Brasileña, ¿por qué no te animas?

lunes, 2 de febrero de 2009

Idiomas

Yo, cuando era niña, pasé por lo que pasaran la mayoría de mis amigas de clase media-alta de Brasil: fui a una academia de idiomas a estudiar inglés. La verdad es que yo empiece a estudiar más tarde que ellas, a los 11 años – con esta edad, muchos conocidos ya llevaban un par de años estudiando un segundo idioma. El tema es que hoy veo la real importancia no solamente de estudiar, sino de dominar como mínimo un según idioma además de la lengua materna.

Creo que uno no se dedica a aprender o a perfeccionar otras lenguas hasta que le haga falta de verdad. Quien ya ha estado en un país extranjero y se ha dado cuenta de que no sabía decir una cosa sencilla en un momento importante sabe de lo que estoy hablando. A mí me pasó por ejemplo cuando salí al mercado sola por primera vez en España, y no sabía como decir la palabra “bacon”…
Actualmente trabajo en una empresa de RRHH, y tengo contacto diario con personas de distintas nacionalidades. La mayoría de ellas habla como mínimo dos idiomas, pero la gran parte habla tres, cuatro o hasta cinco idiomas. ¡Vaya! Confeso que me quedo con envidia…


Con las pocas viajes que he hecho por el mundo, me he dado cuenta de que dominar (o casi) un idioma es abrir una puerta a toda una cultura, a la gente, a conocer más de cerca lo que se pasa en otro lugar. Alguien podría decir que se puede conocer muy bien a un sitio y a una cultura sin hablar el idioma local, pero yo tengo mis dudas. La manera como uno se hace parte del medio cuando habla la misma lengua es más fuerte, más personal, con menos barreras.

Me siento muy contenta cuando, más que hacerme comprender en otros idiomas, puedo establecer conversaciones realmente interesantes, sobre diversos temas y con distintas personas. No se me olvida la sensación de superficialidad que tenía tanto cuando llegué a España como cuando me fue a vivir a Irlanda y intentaba sacar un tema de conversación: aunque yo tenía mis opiniones y puntos de vista muy claros, no sabía las palabras y los términos adecuados para expresarlos, así que hablaba poco, de manera superficial y con ideas generales. Felizmente ya he superado esos momentos que fueran una mezcla de frustración y sensación de no pertenecer a donde estaba.

Lejos de creer que ya sé todo, sigo estudiando, vendo películas en otros idiomas, viajando y buscando oportunidades para practicar idiomas. Incluso me arriesgo a escribir este blog en castellano, que no es mi lengua materna, a pesar de los errores y fallos que sé que puedo cometer. Los idiomas son como casi todo en la vida: cuando más se practica, más se aprende…