jueves, 26 de noviembre de 2009

Robando en Madrid

Me ha tocado. A los 28 años, ni antes ni después, y justo en un lunes normalito, mientras comía con las compañeras del trabajo. No me lo esperada para nada, pero así fue: me han robado el bolso.

Un bolso, especialmente un bolso de mujer, vale mucho. Quizás no tanto por el valor económico, si no por la cantidad de cosa que llevamos dentro. En un segundo tenía el bolso colgado de la silla, y en el otro ya no lo tenía.
La camarera me informó sobre el robo, y yo estuve por unos 2 ó 3 segundos paralizada, sin reaccionar ni saber qué hacer, hasta que mi compi dijo “¡Corre!”. Con tacones y todo, sin abrigo (y hacía fresquito), me puse a coger por unas 5 ó 6 manzanas detrás de los ladrones. La gente por la calle iba indicando el camino: “Han ido por allí, han cogido aquella calle”. Muy amables todos los transeúntes, pero ahora que me lo pienso, ¿por qué nadie nos ha ayudado a coger detrás de la chica del abrigo verde y pelo rubio rizado y del chico que me han mangado el bolso?

Ni la ayuda de policías en moto, que pasaban por el local de casualidad y que me han echado una mano, ha arreglado el tema. Nos dividimos por distintas calles, corriendo, con el corazón a punto de salir del pecho… Hasta que he parado, porque ya no podría hacer más.

Me crucé con otros policías por la calle, que me han indicado la comisaría más cerca. Después de exactamente 1h y 10 minutos de espera para poner la denuncia, lágrimas y nervios, y la valiosa ayuda de mi novio para cancelar tarjetas de crédito y de móvil, he vuelto a la oficina, compartido la historia con las compis, y me he ido a casa. Mejor dicho: a hacer copias de las llaves de casa y a comprar un móvil nuevo…
A los que, como yo, les ha tocado la mala suerte de haber sido robados, comprenderán quizás lo que he pasado yo. En la comisaría, yo alternada momento de llanto y temblor, en los cuales me preguntaba “¿por qué yo?”, y momentos de pena de la pareja esta de ladrones que tiene que hacer cosas así para vivir. Cuando vi un cartel con fotos y nombres de personas desaparecidas pegado en la pared, tuve claro que hay cosas muchas más serias y tristes que el robo de un bolso con TODOS los objetos personales dentro… pero a la vez te jode y te molesta bastante que quiten el bolso justo a ti…

El día siguiente al suceso, tenía agujetas por todo el cuerpo, cómo se me hubiesen pegado un palizón… Según mi madre, que es de fiar, son los nervios y la tensión… Esta misma noche, por sorpresa, una chica a la cual soy muy grata llama a mi novio (fíjate que casualidad que tenía un papelito en la cartera con su número de móvil apuntado) y informa que ha encontrado mi bolso tirado debajo de un coche. Yo misma fue a por ello, y me arrodillé en el suelo para tocarlo y mirar los “regalitos” que había dentro…

En resumen, me han quitado las tarjetas de crédito y débito, el abono mensual del metro, unos 50€ en efectivo y la misma cuantía en tickets de comida, gafas de sol y el móvil. Felizmente me han devuelto los documentos personales (ya no soy una “sin papeles”), el bolso, cartera, llaves de casa y de la oficina y otros objetos personales de poco valor material, pero de mucho valor afectivo.Todavía me siento muy rara en relación a todo eso. Estoy contenta de haber recuperado parte de mis (ex)cosas, pero a la vez me siento agredida. No hubo ningún tipo de agresión física, y apenas tardé 1 día en tener (parte de) mi bolso de vuelta. Pero aún así me resulta molesto todo eso…

Yo, que soy de Brasil y he vivido allí por 26 años, nunca he sido robada. Ni yo, ni mi familia más cercana. Y luego me pasa eso aquí, en Madrid. En un lunes normalito – bueno, pero menos pintaba así…

Voy por el metro y a veces me doy cuenta de que estoy buscando a chicas rubias de pelo rizado, por si encuentro a la ladrona de mi bolso (y mira que ni le he visto la cara)… Hablé con casi toda la gente que me he cruzado desde lunes sobre el tema. Hablar del robo me desahoga un poco, y las personas empiezan a compartir sus propias historias de robos, o de conocidos que han sido robados, o de cosas así que por lo menos me hacen saber que no estoy sola.

Me digo a mi misma: “Bienvenida al mundo real”. Ha tardado 28 años, pero esta semana me ha tocado. En Madrid. A la hora de la comida. En un lunes cualquier…

Watch your handbags!!!

sábado, 7 de noviembre de 2009

¿Conocer más es dudar más?

Cada vez tengo más claro que, a medida en que conocemos cosas nuevas, realidades distintas y posibilidades hasta entonces impensadas, mas dudas nos entran. Si un conoce solamente a una realidad, esta es la manera como se plantea su vida. Pero si uno ha viajado el mundo y sabe que hay modos de vida distintos en otros sitios, aumenta su abanico de posibilidades de eligir lo que el quiere para si mismo.
Puede parecer algo confuso, pero creo que los que han vivido en distintos países alguna vez habrán tenido las mismas dudas que yo. Si te vas solamente de viaje a un sitio nuevo a lo mejor no te da tiempo de conocer el cotidiano real de las personas que viven allí, pero se te quedas a vivir, experimentas cosas nuevas, buenas y malas, y esto te posibilidad una mirada distinta sobre la vida, tus objetivos y prioridades personales.

Conozco a gente que ha vivido fuera varios años y en algún momento ha tenido, no sé bien cómo, la certeza de que su tiempo allí se había terminado. Es increíble la seguridad con que estas personas comparten comigo este momento. Ellas relatan no tener dudas de que era hora de volver a casa, y se muestran contentos con la decisión tomada. Los aprendizajes, amistades y conocimientos, eso sí, se los llevan con ellos “en la maleta”. Llamaremos a esta situación, por llamarla de alguna manera, de “Situación A”.Otros me han dicho que, al cambiarse de país, han finalmente encontrado el sitio dónde están verdaderamente a gusto. Algunos han tardado más que otros a encontrar este lugar dónde, de alguna manera, siempre han querido estar, pero lo han encontrado. Lo importante es que esta gente ha construido su nueva vida allí, sus raíces, y no se plantea otra “vuelta a la tierra natal” que no sea por vacaciones. Llamaremos a este caso de “Situación B”.

Entre estos dos extremos, están personas como yo: gente normal y cotidiana que, felizmente o infelizmente, tenemos dudas. Dudas sobre dónde queremos estar, porque tenemos más de una opción que aparentemente nos pueden hacer felices. Dudas porque la “vuelta a casa” es una posibilidad siempre acogedora y segura, pero el “lanzarse por el mundo” nos llena los ojos y nos deja con ganas de conocer siempre más. Esta será nuestra “Situación C”.
Admiro a la gente que ha tomado la decisión de estar dónde quiere estar. Más que eso: admiro la gente que vive feliz y desfruta de la decisión tomada. Porque el acto de eligir puede parecer demasiado complejo, delicado y a la vez doloroso, pero lo más interesante es lo que viene después de la decisión, es decir, la vida que tienes por delante como consecuencia de esta decisión.

Por los sitios donde he pasado he conocido a personas en las situaciones A, B y C. Estas situaciones no son eternas y inmutables, porque uno siempre puede, en algún momento, cambiar de opinión y pasar de la situación A a la B, o de la C a la B, o cualquier otra posibilidad.

Todo es dinámico y los cambios son muchas veces inevitables. Y si es así, lo mejor quizás sea vivir de la mejor manera posible, independiente de la situación en que te encuentres.
Sufrir menos y desfrutar más. Escribirlo es más sencillo que vivirlo, pero por lo menos ya es un comienzo…

martes, 3 de noviembre de 2009

Ya de vuelta de las vacaciones

¿Por dónde empezar?

Dentro de 2 días hará exactamente 1 mes que he vuelto de mis vacaciones en Brasil.

Estuve a punto de compartir aquí los detalles de mi viaje muchas veces, pero entre que uno “descansa” de las vacaciones (si, se puede cansar mucho con tantos paseos, fotos y diversión), y luego se ve atrapado en la rutina, fueran pasando los días…

Lo importante es que aquí estoy yo, y con ganas de compartir con vosotros algunas de las muchas y maravillosas experiencias en mi viaje “a casa”.Mi ciudad - Vitória - Espírito Santo - Brasil

Los que viven fuera de su tierra natal a lo mejor comparten conmigo lo bueno que es volver y sentirse de verdad parte de aquel sitio. Es un mixto de emociones, porque a la vez que mi siento parte de todo que está allí (personas, calles, sitios, costumbres) ya no soy parte de aquello… Es volver a lo conocido y seguro, pero de una manera diferente, porque yo estoy diferente. Pero, por lo menos en mi caso, esta sensación es buena, muy buena…

Mis padres se han empeñado en darnos un trato más que especial: desde la decoración de la casa, regalitos, mis comidas favoritas, ellos se han ocupado de organizar paseos a sitios bonitos, encontrar tiempo para estar con nosotros y darnos toda la atención que ha hecho de nuestros días allí días felices.

Además, estábamos con los últimos detalles de la boda de mi hermana, lo que también nos ha unido mucho.Foto sacada en la Iglesia, en la boda de mi hermana

Por seguir un orden cronológico, nuestra primera parada después de Madrid (y de la conexión en Lisboa) fue en Salvador de Bahía. Yo ya había estado allí algunas veces, pero presentar la ciudad a los turistas es una tarea curiosa… Yo intentaba ponerme en su sitio y planear actividades espectaculares, pero a la vez cosas tan pequeñas como el color de las cosas que se veía por la calle, la belleza de las playas con sus palmeras, las frutas que solamente tenemos allí y el trato amable de la gente era suficiente para que desfrutasen de un día muy agradable. Cuando me di cuenta de eso, pasé a desfrutar aun más…

Los 4 días en Salvador nos han pasado volando…

Probé comidas típicas de allí;
Carne de Sol com Arroz Branco, Purê de Mandioca e Feijao Tropeiro

Tomé el sol y caminé por la playa a la primera hora de la mañana (aprovechando que nuestro hotel estaba a menos de 40 metros de la playa, y con vistas para el mar);
Praia de Itapua

Visité sitios históricos;
Igreja do Senhor do Bonfim

Compré algunos regalos y artesanías típicas (menos de lo que me gustaría, pero el límite de peso del equipaje es un factor importante a considerar);
Mercado Modelo

He visto la puesta del sol con un amigo que no veía hace años;
Praia da Barra

Y al final, pude comprobar, una vez más, que mi país, a pesar de todo, tiene cosas muy bonitas…