Estábamos bastante cerca del barrio de los museos, dónde están las tres Pinacotecas (
Cuando salimos llovía un poco y hacía más frío. Volvimos caminando y pasamos por Odeonplatz, la Plaza de Odeón.
Llegamos a Residenz, el Palacio Real de Munich que estuvo construyéndose y reconstruyéndose durante 5 siglos. La entrada era un poco cara (mientras que
El palacio es impresionante por dentro, y con la entrada podíamos acceder también a un museo de joyas (ya me gustaría tener una milésima parte de la fortuna que he visto allí…) y al teatro. Muy recomendable esta visita, que puede durar cerca de 3 horas.
Seguía lloviendo, así que nos metimos en un restaurante de comida rápida (porque no todo en Alemania son salchichas…). Nos despedimos de Marianplatz y cogimos el metro sentido al hotel. Recogimos las maletas y nos fuimos en metro con antelación (por si acaso) al aeropuerto. De camino, pillamos dos Brenz (rosquillas) rellenas de una crema de queso y cebolleta, para tomar en el avión.
Lo he pasado genial durante todo el viaje. Lo único complicado fue el tema de no hablar el idioma, pero con el inglés al final nos entendíamos… Me quedo con ganas de conocer otras partes de Alemania… Así que ahora toca planear el siguiente viaje…
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